El libro, que narra una conversación nocturna entre una madre y su hija, es una profunda reflexión sobre aquello de lo que evitamos hablar a la luz del día.
Ya es de noche y una luz verde ilumina, de forma intermitente, la conversación entre una madre y su hija, un diálogo íntimo en el que se mezclan miedos y secretos acerca de temas que tendemos a evitar durante el día. La fe, el amor o el maltrato se perfilan en las paredes de una habitación según vamos conociendo, o entreviendo, la historia de las protagonistas, que solo quieren vivir en paz y dejar de tener miedo.
El álbum, escrito por Pepe Monteserín e ilustrado por Pablo Caracol, sintetiza asuntos complejos con sencillez, ternura y también crudeza, provocando que la lectura se ajuste a varios niveles según la edad. «Me gusta que la literatura infantil sea para mayores también», asegura el escritor. «Me interesa la literatura inteligente, artística, creativa, singular; huyo de los tópicos como de la peste. Toda la literatura infantil que salió de mi cabeza es además para adultos. De esta manera me quedo tranquilo porque suelo incluir más de una lectura por el mismo precio; una primera lectura para niños/niñas, una segunda para cuando sean adolescentes y una tercera para cuando maduren».
No es fácil condensar, en una historia corta, temas como el maltrato, la salud mental o la fe, pero el autor reconoce que le gustan los retos, y cuanto más complicados mejor. «Es mi oficio», explica. «Me cuesta y me gusta. De la misma manera que, como montañero, me encanta subir las montañas más altas; el placer es directamente proporcional a la dificultad. Presumo de escribir acerca de cualquier asunto y si es por encargo, mejor; lo único que necesito es emoción. Sólo puedo escribir desde el entusiasmo y las ganas de saber. Escribir de lo que no sé es lo que más me atrae. Escribir de lo que sé me aburre soberanamente. Y escribir para niños y niñas es para mí un reto porque no sé».
Junto a Pablo Caracol, las pendientes se vuelven más llanas, ya que el ilustrador amplifica la lectura, aportando otra capa de significado a las imágenes latentes en la historia. «Me parece un texto realmente original y único», dice el ilustrador, «un texto que hay que leer varias veces para asimilar todo lo que en él se cuenta y también lo que no se cuenta pero se deja entrever. Encarar un texto así ha sido todo reto para mí. ¿Cómo ilustrar de manera sutil una vida (en este caso la de una madre y una hija) que pivota entre la crudeza y la inocencia? ¿Cómo ilustrar un texto que habla de cruces, padrenuestros y oraciones, pero que en realidad no va sobre nada de eso? ¿Cómo generar una narrativa paralela que cuente más allá de lo que dice el texto, pero que tampoco se aleje demasiado como para que el espectador se pierda?».
Según Pepe Monteserín, la intepretación de Pablo «congenia» con su texto «sin llegar a ser explícito, servil»: «Pablo aporta muchísima sutileza y elegancia. La primera vez que vi sus ilustraciones y leí mi texto, casi como un lector nuevo (pasó mucho tiempo desde que lo escribí), me emocioné. Me dije: “Este texto no parece mío”, de lo bueno que es. Y ahí el arte y la atmósfera de Pablo tienen mucho que ver».
La historia, escrita hace quince años, nació del interés del ilustrador en trabajar con Pepe. «En 2009», recuerda Monteserín, «me escribió Pablo Caracol, artista valenciano a quien no conocía; quería ilustrar algún relato mío. Escribí éste, tras pasarlo por el cedazo insobornable de mis sobrinas, entonces de seis y diez años. Después de años y tras muchas peripecias por parte de Pablo, pues quería buscar editorial antes de ilustrarlo, decidí presentar el texto a Pintar-Pintar, que lo acogió con mucho cariño e interés».
Para dar vida al texto, Pablo Caracol ha buscado el equilibro entre «cierta estética realista» y la «reinterpretación formal» de la historia, todo bajo un gama de colores reducida, entre el verde, el azul y el magenta, con el fin de «no distraer en exceso» a los lectores y lectoras. «He intentado generar una narración paralela con el texto, una historia que en cierta medida transcurre al margen, pero sin duda guarda un diálogo con él. Decir si lo he logrado o no ya le corresponde al lector».
El resultado, una vez leída la obra, no puede estar más ajustado a los objetivos de autor e ilustrador. El álbum, tan de actualidad como en 2009, se convierte en una experiencia sensorial que va más allá de la clásica lectura. Y todo en base a la luz intermitente de una farmacia, una habitación oscura y una madre y su hija, charlando, justo antes de dormir como tantas otras antes de ellas.
Pepe Monteserín tiene publicados más de cincuenta libros (novelas, relatos, teatro, guiones para TV, ensayos, cuentos infantiles, viajes, guías turísticas, canciones…), participó en doscientos más con otros autores y escribió unos seis mil artículos en La Nueva España (Prensa Ibérica), donde sigue colaborando. Su obra, irónica, crítica, hiperbólica, enciclopédica, barroca, insistencialista, más que terca, insolente más que solemne, e impregnada de humor e intención poética, logró múltiples reconocimientos en todos esos géneros.
Pablo Caracol es un ilustrador que se mueve a modo de bisagra entre el ámbito del álbum ilustrado, la cartelería, las portadas de libros y la ilustración para prensa; sector, este último, en el cual trabaja de manera asidua para clientes de diferentes partes del mundo, en Europa, Asia y América.
De su trayectoria, cabe destacar su participación como artista invitado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (México) y en la Feria Internacional del Libro de La Paz (Bolivia).
Resumen:
En el 1.º B, la luz intermitente de una cruz verde de una farmacia invade la habitación, iluminando no solo las paredes, sino también los miedos, deseos y secretos que madre e hija comparten en la oscuridad. Este álbum ilustrado es una profunda reflexión sobre las conversaciones que a menudo evitamos, aquellas que se ocultan en la penumbra de la vida cotidiana, pero que, con un poco de valentía, se atreven a salir a la luz. A través de diálogos llenos de matices entre una madre y su hija, Pepe Monteserín y Pablo Caracol exploran temas como la fe, el miedo, el amor y el poder de la palabra. Nos atrevemos a decir es una invitación a reflexionar sobre nuestras propias creencias, sobre lo que hemos aprendido y lo que hemos decidido desaprender. Una celebración de la valentía de cuestionar, de hablar y de desafiar lo establecido. Una invitación a los lectores a explorar y reconciliar sus propias creencias mientras buscan un mundo más justo y equitativo.