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El autotrasplante de células progenitoras hematopoyéticas avala su éxito para tratar la enfermedad de Crohn

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La enfermedad de Crohn es una patología crónica, de causa desconocida, que provoca inflamación y complicaciones a lo largo de todo el tracto digestivo y que cursa con brotes recurrentes de dolor abdominal, a veces acompañado de fiebre, diarrea y otros síntomas.

Además, es una enfermedad clasificada dentro del grupo de las patologías inflamatorias relacionadas con mecanismos inmunológicos. En ellas, el sistema inmune humano, por razones genéticas, ambientales y relacionadas con la microbiota, interpreta erróneamente el contenido intestinal como ajeno y lo combate. 

Aunque suele abordarse con tratamientos farmacológicos o quirúrgicos, en ocasiones hay pacientes que no responden a estas terapias.

El autotrasplante de células progenitoras hematopoyéticas sigue mostrando y avalando su capacidad resolutiva. Buena prueba de ello se encuentra en el Hospital Universitario y Politécnico La Fe de Valencia, que ha realizado por primera vez en la Comunidad Valenciana un trasplante autólogo de precursores hematopoyéticos a una persona con enfermedad de Crohn refractaria.

El paciente ya ha sido dado de alta, con remisión completa de los síntomas y normalización de los parámetros de inflamación intestinal. La intervención ha sido fruto de la colaboración de los servicios de Medicina Digestiva, que dirige Pilar Nos, y Hematología, liderado por Francisco Javier de la Rubia.

También destaca la labor del equipo de trasplante liderado por Jaime Sanz Caballer, del Servicio de Hematología del mismo hospital, así como el asesoramiento de Montserrat Rovira, del Hospital Clínic de Barcelona, centro pionero en trasplante autólogo de precursores hematopoyéticos en enfermedad de Crohn.

Reseteo inmune 

Según explican Guillermo Bastida, especialista del servicio de Medicina Digestiva de La Fe, e Isidro Jarque, jefe de sección de Hematología Clínica, el procedimiento se utiliza únicamente en pacientes que no tienen ninguna opción de tratamiento médico ni quirúrgico y su resultado es un reseteo del sistema inmune, por lo que las células inflamatorias dejan de atacar al tubo digestivo del paciente.

Bastida señala: "Afortunadamente, disponemos de múltiples fármacos para el tratamiento de la enfermedad de Crohn, por lo que la mayoría de los pacientes se pueden controlar con el arsenal terapéutico actual. Sin embargo, algunos pacientes o bien no responden inicialmente al tratamiento o pierden la respuesta con el tiempo a lo largo de su evolución".

Guillermo Bastida e Isidro Jarque, del Hospital La Fe de Valencia. Foto: LA FE. VALENCIA.
Guillermo Bastida e Isidro Jarque, del Hospital La Fe de Valencia.
Foto: LA FE. VALENCIA.

En estos casos, se suele cambiar de tratamiento o bien recurrir a la cirugía para la resección del tramo afecto. "Sólo una minoría de pacientes tienen una enfermedad muy agresiva que no responde al tratamiento médico (incluso realizando combinación de fármacos) y no son buenos candidatos a cirugía por ser muy mutilante (resecciones muy extensas). En estos casos en los que no hay opciones terapéuticas, se puede plantear un trasplante de progenitores hematopoyéticos", comenta Bastida.

Para llevar a cabo este proceso, se siguen una serie de pasos claves. Según Jarque, "en primer lugar, se presenta el caso del paciente en el Comité de Trasplante Hematopoyético de forma reglada, reconsiderando y debatiendo la indicación. Si hay consenso en la indicación, se revisa si el paciente reúne los requisitos básicos para someterse al trasplante".

Requisitos exhaustivos 

Bastida insiste en que "la selección del paciente es fundamental". Dado que se trata de un procedimiento no exento de riesgos, "sólo se debe de indicar en aquellos pacientes verdaderamente refractarios y en los que esté contraindicada la cirugía". Una vez se acepta, se realizan una serie de pruebas confirmatorias y, si todo es correcto, se procede a la obtención de los progenitores hematopoyéticos.

Jarque enfatiza que, lógicamente, la obtención de progenitores 'es crucial' para el buen resultado del trasplante. "La peculiaridad en la enfermedad de Crohn, comparando con otras enfermedades autoinmunes en las que se indica un autotrasplante como la esclerosis múltiple, es que ya la fase de recolección de progenitores se considera de alto riesgo de complicaciones infecciosas debido al daño estructural del intestino", por lo que se recomienda “que se haga en régimen de hospitalización, no ambulatoriamente como en el caso de la esclerosis múltiple”, resalta Jarque.

La prevención de infecciones de origen intestinal es igualmente muy importante durante el procedimiento del trasplante propiamente dicho y, por ello, "se recomienda sistemáticamente el reposo absoluto intestinal con nutrición parenteral y la profilaxis antibiótica".

Después del alta hospitalaria, la prevención de infecciones en los primeros tres meses del trasplante sigue siendo importante, "pero la profilaxis es similar a la de otras indicaciones", señala Jarque.

Además, hay que tener en cuenta que la enfermedad reaparece con frecuencia, "por lo que no se trata de una opción curativa". Ahora bien, sí que debe de ser una opción que esté en la mente de los profesionales que tratan a los pacientes con enfermedad de Crohn para poder darle opciones a pacientes multirefractarios, muy complejos y en los que la calidad de vida está muy deteriorada.

En caso de que volviera, las terapias existentes, incluso aquellas que habían dejado de funcionar, "volverían a ser útiles para controlar la enfermedad en la mayoría de los casos porque el sistema inmunitario se reinicia, se resetea", concluye Bastida.

Media anual de 1.250 pacientes 

El equipo de la unidad de Enfermedades Inflamatorias Intestinales de La Fe trata cada año aproximadamente a 1.250 pacientes con enfermedad de Crohn, además de atender derivaciones desde otros centros por la complejidad de su abordaje.

De hecho, La afección provoca con frecuencia un deterioro grave de la calidad de vida, puesto que afecta a todas las esferas: social, familiar, laboral, etc. Muchos de los síntomas que presenta, como la urgencia defecatoria, la fatiga o el dolor abdominal pueden ser muy incapacitantes, por lo que el correcto control de la enfermedad tiene un impacto muy relevante sobre la calidad de vida de la persona que la padece.